Para muchos ejecutivos la frase “Gestionar activamente hacia arriba” (managing up en inglés) puede sonar extraña o sospechosa. Sin embargo, el liderazgo efectivo requiere gestionar relaciones en múltiples niveles, con el equipo directo de reportes, con los pares y con los superiores.
Entendemos por gestión activa “hacia arriba”, al proceso de consistente y activamente trabajar con las personas a las cuales uno reporta, con el objetivo de obtener los mejores resultados posibles para la compañía, el jefe y uno mismo. No entendemos por gestión activa de los superiores a las maniobras políticas o la sobreventa personal para el logro de objetivos personales espurios.
En un mundo globalizado con múltiples reportes locales/regionales/internacionales, la gestión activa de los superiores se ha convertido en una de las competencias claves para el éxito profesional en una corporación. Un director de una importante multinacional de servicios financieros con operaciones en Argentina, recientemente me comento que invierte hasta un 40% de su tiempo gestionando y alineando a sus tres jefes (el CEO local, un director regional y un director global de una línea de negocios).
La satisfacción en el ambiente laboral depende en gran medida de la relación de uno con sus jefes. Como consultor en búsquedas ejecutivas, he visto una y otra vez que la principal motivación por el cambio laboral es un proyecto atractivo (en la mayoría de los casos aún por encima de una mejora en la compensación total) y la principal razón para dejar un empleo es la insatisfacción con los superiores.
El primer paso en gestionar activamente una relación con los superiores es entender que existe una relación de dependencia mutua que requiere, que exista un buen entendimiento de la otra persona (jefe) y de uno mismo, especialmente en lo concerniente a los estilos de trabajo, expectativas, fortalezas, debilidades, objetivos y necesidades. El segundo paso es desarrollar y mantener una relación eficiente y efectiva que permita cumplir las expectativas mutuas y que se base en un respeto y honestidad mutuos.
Un ejecutivo experto en la gestión de sus superiores se caracteriza porque:
- Sabe como usar en forma eficiente el tiempo y recursos de sus superiores.
- Tiene confianza frente a sus jefes.
- Puede tener discusiones o hacer presentaciones sin que se produzcan tensiones o nerviosismos.
- No pierde la compostura o duda sobre cuándo y qué informar a sus superiores.
- Sabe como piensan y trabajan sus superiores.
- Puede determinar como hacer las cosas al gusto de sus jefes, sin por ello poner en compromiso los objetivos a lograr, ni afectar los valores de la compañía.
- Tiene tacto en la relación con sus superiores, con una actitud optimista y adecuada a la situación.
Hay que tener en cuenta que un abuso de esta competencia, o sea intentar agradar en exceso a sus superiores termina siendo contraproducente. Al abusar de la gestión de los superiores uno puede ser considerado como indiscreto y demasiado político o ambicioso. A su vez, se limitan las capacidades y opiniones propias, al transformarse en un mero portavoz de las ideas de sus jefes. Finalmente la carrera profesional termina dependiendo exclusivamente de sus protectores.
¿Es posible desarrollar la competencia de la gestión activa de los superiores? La respuesta corta es SI; es posible hacerlo, sin embargo es necesario invertir tiempo en:
- Averiguar cómo piensan los superiores: es una buena práctica relacionarse con los jefes en situaciones informales (recepciones, eventos deportivos, sociales, etc) que le permitan entender sus ideas, expectativas, objetivos, etc.
- Entender cómo toman decisiones los superiores: algunos jefes prefieren involucrarse en los problemas en el momento que aparecen; otros jefes prefieren delegar y no estar involucrados en los detalles.
- Prepárese por adelantado y aprovechar bien el tiempo: planifique por adelantado las interacciones con su jefe. Peter Drucker divide a los jefes en “oyentes” y “lectores”. Si el jefe es un oyente, es preferible informarle en persona y luego enviarle un memo. En cambio si el jefe es un lector, es preferible preparar un reporte detallado y luego hacer un seguimiento para discutir en persona las implicaciones y próximos pasos.
- Reflexionar sobre que cosas le molestan de sus superiores. ¿Le molesta algún estilo en particular?, ¿Se lleva mal con algunos jefes o con todos?, ¿Hay alguna técnica que pueda probar para mejorar su relación?
- Buscar un coach interno: idealmente alguna persona con experiencia que lo aconseje para sentirse mejor y mejorar la efectividad de su relación con sus jefes.
- Hacer un análisis del peor escenario: ¿qué es lo peor que puede ocurrir en la relación con los superiores? Haga una lista y piense como respondería desde una perspectiva de protagonista, no como víctima.
por Gustavo Wurzel