Arriba se está solo

Arriba se está solo

En las carreras profesionales muchos trabajan para ir creciendo hasta ocupar el puesto de número uno del área o de la compañía.

Ahora una cosa es llegar a la meta y otra es permanecer en ella y aún más difícil el poder disfrutarlo.

Quiero compartir un resultado muy interesante  de un ejercicio que realizo con los gerentes y directores sobre liderazgo. Les pregunto tres cosas:

1)    Primera consigna: Hagamos una lista de líderes: a lo que responden con nombres de famosos, Gandhi, Kennedy, La Madre Teresa, Clinton, Juan Pablo II, Pelé, Fangio, Alejandro Magno.

2)    Segunda consigna: Hagamos una lista de los atributos de estos líderes: los adjetivos que aparecen son: carismáticos, visionarios, emprendedores, genios, únicos, revolucionarios, distintos, brillantes, creativos, tenaces, perseverantes, etc.

3)    Tercer consigna ¿Cuántos de ustedes (que son líderes de sus organizaciones) consideran que tienen al menos el 50% de los atributos de la lista que acaban de armar?

Aquí viene lo interesante, solo 2 sobre 20 suelen levantar la mano e incluso a veces ninguno.

Por algún motivo está asociado al liderazgo, a ser el número uno,  el  ser casi “superman” o algún tipo de ser súper dotado.

Ahora el problema es que superman no existe y en la ficción solo hay uno…

Esta manera de pensar el liderazgo deja a los líderes un lugar de soledad, auto-exigencia no muy fácil de soportar, o al menos no sin consecuencias en el estrés, la salud o el trillado equilibrio  entre la vida y el trabajo.

Para continuar analizando al liderazgo hagamos una comparación entre el líder y los autos de carrera de fórmula uno.

Los autos son sometidos a las más altas exigencias, van a 300 KM por hora, pero de tanto en tanto entran a boxes,  y “paran” a alinearse, a calibrarse, a consultar con sus ingenieros, a reaprovisionares de combustible (energía),  para luego salir otra vez a correr.

En mi opinión los  líderes no tienen  porque estar ni correr solos, y mucho menos exigirse ser súper héroes. Es bueno que de tanto en tanto paren y entren a boxes.

El coaching  de a uno o en reuniones junto a otros líderes, es una manera de hacerlo, donde en un espacio de confianza y seguridad puedan parar a “pensarse”, puedan soltar la auto exigencia y alinearse con sus valores más esenciales.

En el trabajo de coaching con muchos líderes trabajamos en su auto confianza, en el no pretender mostrarse perfectos, sabios, ni imbatibles. En el encontrar y desarrollar su propio modelo de liderazgo y no el que fue construido producto de las idealizaciones de la sociedad ni figuras famosas.

Trabajamos en crear y desarrollar un estilo donde basados en su seguridad interna no teman mostrarse vulnerables o no sabiendo, donde puedan operar con una actitud de aprendices, donde la humildad pueda ser vista como un valor y no fragilidad.

Si el número uno tiene cosas que aprender y mejorar todos los demás también. Ese es un mensaje muy poderoso que invita, da posibilidades para el desarrollo y crecimiento de la organización y la gente.

Si bien es cierto que el número uno no tiene pares, no hace falta estar solo.

por Daniel Posternak


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